Testigo: Milton Contreras.
Pertenecíamos a un grupo de amigos en esa época.
Dijo que al ir a buscarme, a eso de las 12- 12 y cuarto de la noche del viernes, el portero Félix Cuello le habría dicho que yo estaba con Nancy Salinas. Tocó el portero eléctrico a las 12.15 pero yo no lo atendí. Luego me vio en el Gato, declara que me vio llegar a eso de la “una, una y algo”, y que después nos fuimos con Matías Payotte, Federico Belles y Rodolfo Puentes a eso de las dos de la mañana. Luego del grupo se desarmó un poco. Me vio algunas veces en mi moto roja y en el Peugeot 405.
Testigo: Matías Payotte.
Empleado administrativo. Amigo de quien escribe
“Esa noche nos encontramos Federico Belles, Juan Manuel Aguirre, Rodolfo Puentes y yo, entre otros, como a la 1 de la mañana en el bar El Gato. A eso de las 2 de la mañana lo dejamos a Juan Manuel en el edificio Cipolletti y nos fuimos a Gral Roca.
A eso de las 2.30 llegamos a esa ciudad”. Fueron más o menos las palabras iniciales de Matías. Dijo que no fui porque no tenía plata, ni ganas.
Dijo que en esos días no sabía si Nancy y quien escribe seguíamos juntos. Tampoco sabía si Nancy estuviese embarazada.
Dijo que nunca le hablé de la relación con Ana, pero si sabía que no era buena ni mala, un tanto superficial. Con Juan Carlos discutía, pero nada fuera de lo común.
Alguna vez le comenté que la relación entre Ana y mi padre no era muy intensa,”Cada uno hacía su vida, separados y tranquilos”, agregó. Sabía de la existencia de Marta Marinozzi.
Me consideraba bohemio, muy aficionado a la lectura. Que podía ser calentón, pero no más de golpear una puerta, patear algo…pero jamás agredir físicamente a alguien
Con el tiempo nos distanciamos como amigos.
Declaró que me vio una vez a principios de este año. Dijo que algunas veces le pedí el auto a Ana para hacer cosas puntuales a las que me acompañó, como alguna cobranza, y regresar enseguida.
Y no recuerda que llave se utilizaba en el auto de Ana.
Al final agregó que prestó 3 declaraciones, la primera policial en el parque meteorológico, la segunda con el juez Juan Torres, y la tercera “extraoficial” con 5 o 6 policías efectuada en la sede judicial actual.
“Me ofrecieron protección de testigos, cambio de identidad, me apuraron, me dijeron que yo en un asado dije que sabía quien era el asesino”, pero de todas maneras la situación le pareció patética por parte de los policías, de los cuales dejó constancia que uno de ellos le expresó ser de General Roca, y también reconoció a otro: Osvaldo Sánchez. “Gordo, petiso, robusto, era él”, agregó.
Testigo: Federico Belles.
Médico. Pertenecíamos a un grupo de amigos en esa época.
Éramos amigos ocasionales. De juntarnos a comer pizza.
No recuerda bien esa noche, y sin ofender a nadie declara que sencillamente para él esa fue una noche de adolescentes, que luego el se recibió y viajó y que ahora reside en El Bolsón, que ahora cuando recibió la citación recordó todo (Leer crónica “seguida de un lunes acolchonado 18 de febrero”).
Incluso no recordaba que Milton y yo nos fuésemos ido a la ciudad de Gral Roca. Al leer su declaración si lo ratifica ya que empieza a recordarlo tras leerla.
“Un tipo piola, del grupo de amigos”, dijo sobre quien escribe.
Testigo: Susana Beatriz Marinozzi.
Vivía en Brentana 62, a la vuelta del laboratorio de Ana.
Conocía a Ana. Su madre, Marta, tenía una relación sentimental con Juan Carlos Aguirre. Cuenta sobre esa madrugada que a las 6 am suena el teléfono y como el aparato del dormitorio no andaba tuvo que ir a atender al de la cocina. No llega, pues cuelgan antes.
A las 6.30, su hermano Miguel Ángel la llama para preguntarle si había escuchado tiros o algo así. Parece que mataron a alguien le dice. Su hermano trabajaba en la central de un servicio de taxis.
Salen a ver con su madre y al doblar por calle San Martín ve el auto de Juan Carlos estacionado frente al laboratorio con las puertas abiertas, al cual le estaban haciendo un allanamiento. Habla con el ambulanciero de empresa Diniello, quien le comenta que habían matado a Ana Zerdán.
Luego vuelve a ver a Juan Carlos en el velatorio de Ana, su madre por obvias razones, no va. Allí J.C. A dice que el las llamó a las 6 de la madrugada para avisarles.
Sobre el día anterior dice que su madre la llamó en la tarde (18 horas estimativamente) a su celular para decirle que se iba a Roca con Aguirre. A eso de las 21- 21.30 las pasan a buscar (también a su sobrina) para ir a comer a Neuquén, pero ellas no quisieron. La madre le comenta que ve el auto de Ana estacionado sobre Brentana y el laboratorio con las luces apagadas. Vuelven a eso de las 12 y le cuentan donde habían comido. Generalmente Juan Carlos Aguirre cenaba en su casa y también cuando Ana Zerdán tenía un evento. Su madre y Aguirre se veían en la semana, no así sábados y domingos.
Sabe que Juan Carlos se fue 12.55 de la noche y que llegó y se acostó. Habló por teléfono con su madre.
Y consultada en orden atemporal, respondió:
“Un comisario le contó a Aguirre, que se había metido con la tortillera más grande de Cipolletti. J.C. Aguirre nunca lo creyó”
“No le fue bien con la cooperadora del hospital, se vendió poco, pero llegó a un arreglo, en ese momento tenía deudas normales”.
“Juan Carlos Y Juan Manuel tuvieron alguna discusión, siempre porque se llevaba el auto y no se lo devolvía a su padre en el horario convenido”
La relación entre Ana y Juan Manuel era buena.
Dijo que la relación entre Ana y Juan Carlos era buena, aunque cada uno hacía su vida. Ella cree que Ana sabía acerca de la relación con su madre. Dijo:” Siempre hay un amiga que ve, alguien que comenta, las mujeres nos damos cuenta cuando un hombre nos engaña”
Compartió muchas cosas con mi padre y su familia.
La relación conyugal finalizó hace 4 meses.
No lamenta que su madre, al volverse a enamorar, lo haya hecho de Aguirre, sino por la situación que tuvo que pasar. Todo éste suceso trágico de Ana y en lo que decantó.
Testigo: Marta Marinozzi.
Ama de casa. Abuela. Ex pareja de Juan Carlos Aguirre.
Aproximadamente llamó a su hija a las 6 de la tarde para avisarle que se iba con Juan Carlos a General Roca.
Alrededor de las 20 horas llegaron a la unidad 77 de G. Roca, donde Juan Carlos bajó y habló con el comisario Riveros, luego pasamos por lo del señor Blanes y de ahí fuimos a Allen, donde Juan Carlos se encontró con el subcomisario retirado Vera. En esa ciudad no se quedaron mucho tiempo. A eso de las 9.30-9.45 pasaron por su casa para invitar a comer a su hija y su nieta a Neuquén, esto debido a que Ana tenía un compromiso esa noche.
Antes de llegar a su casa vieron que el coche de Ana estaba estacionado sobre calle Brentana. Dice que no era común que salieran a comer afuera, algunas veces nomás, aunque si lo hacían seguido en su casa. Siempre que salieron pagó Aguirre. Luego contó que fueron a la parrilla “Las 3 Marías” de Neuquén. Volvieron cerca de las 12 de la noche, su hija le dijo a Juan Carlos que se quedara hasta la 1, pero éste se fue a su casa a las 12.55.
Luego Juan Carlos la llamó, hablaron un par de veces y cortaron.
La rutina con Juan Carlos era compartir los días de la semana, una hora por la mañana a lo sumo y la media tarde. Marta le ayudaba con su trabajo haciendo papelería. Los fines de semana no se veían, y a veces no hablaban.
Marta aceptó el papel de ser la segunda, pues ella también tenía su vida y su familia. Nunca pensó en irse a vivir con Juan Carlos Aguirre. Inclusive el una vez le dijo:” Yo no dejo a una mujer por otra”.
Le contó que con Ana tenían una buena relación, de compañeros, aunque ya no intimaban.
Corrobora los dichos del comisario que le dijo a J.C. Aguirre con respecto a Ana: “salía con la tortillera más grande de Cipolletti”, a lo cual mi padre le dijo que nunca creyó tal cosa.
Las discusiones entre mi padre y quien suscribe casi siempre eran por el uso del auto, ya que según Marta, yo nunca entregaba el auto a tiempo (debo admitir que el enojo de mi padre era muy válido)
Dice que mi padre al entrar en el laboratorio efectuó las llamadas en la frecuencia declarada: Policía- Roberto de la Vega- su casa.
Ante una lectura de su declaración del 18/2/2000 en la que dice:” Por Juan Carlos Aguirre pongo las manos en el fuego, por Juan Manuel Aguirre Taboada no, porque lo conozco lo suficiente, pero lo creo incapaz”. En el día de hoy dice que también las pondría por mí, ya que ahora me conoce y de ninguna manera cree que yo pudiera hacer tal cosa.
Preguntado acerca de Carlos Gallazeti dice: que él y su señora eran amigos de la familia, tanto de su padre como de su familia en general. Ella era amiga del matrimonio. Tiempo después que el señor Gallazeti mata a su mujer, ella, a pedido del abogado de dicho señor, lo visita junto a algunos familiares en la alcaidía de Roca. A raíz de esto y preguntado por Oscar P., dice que Marisa Boronat le pone el apodo de “viuda negra”.
En la sala nadie sabe a ciencia cierta que quiere establecer el abogado querellante con esto. Se ve que el letrado cree en la imposibilidad de las coincidencias, pero por otra parte insiste con un marcado estilo de telenovela venezolana para enroscar a la testigo; y de paso humillarla con el comentario de un desgraciado apodo.
Mi padre pagaba por los gastos del departamento en donde yo vivía, y con respecto a la casa de Ana, Marta también sostiene que él le pagaba a Julia yotros gastos de la misma.
Cuenta que sus hijos mantienen relación con Juan Carlos y que ella estuvo a su lado hasta octubre del 2007, pero que la relación amorosa habría finalizado tiempo atrás. Solo mantenían un vínculo de amistad y trabajo.
A título personal debo decir que Marta Marinozzi, al igual que Ana Zerdán, es de esas personas con las que siempre se puede contar, y que en éste último año en reiteradas ocasiones fue a visitarme y llevarme alimentos y vituallas a la alcaidía de Roca.
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