Señora María Eugenia Moreno:
Sin mi mayor consideración, pero sin ofensas, yo no puedo descender a los parámetros falaces e injuriosos con los cuales usted habló desde su desconocimiento.
Le recuerdo que a pesar de la distancia usted tuvo 9 (NUEVE) años para acercarse a la provincia de Río Negro y hacer públicas las declaraciones que después de brindado el veredicto sobre quien escribe y mi padre, ahora vierte en una carta abierta, que debo decir, está muy bien pensada para que yo no pueda querellarla por calumnias e injurias. Ambos sabemos que el supuesto suceso que dice usted haber ocurrido en su última visita a su difunta tía, alla por el año 1996, es mentira, y sus palabras carecen de sustento, pues considerando la inexistente fábula que ha volcado en su carta y que se sumaría otro tipo de mentira brindada durante el juicio pasado, debería haber sido declarado en el momento oportuno. Pero usted, por supuesto, faltó a la cita, y eso que tuvo 3 meses de juicio para acercarse.
¿Qué le ocurre señora? no es mi culpa si en el reparto de los bienes de su tía a usted no le tocó nada. Ahora desde la otra punta del continente lanzás castillos en el aire como misiles gringos sin destino.¿Qué buscás María Eugenia? ¿Nos conocimos 10 días en la vida y te creés en el derecho a hacer leña de un árbol que fue declarado inocente?, pues si no lo sabés o lo recordás te lo digo: siempre fui inocente, pero ahora tengo el aval de la justicia.
Quiero decirte también, que yo nunca clamé por mi inocencia, pues sé muy bien en mi fuero íntimo que jamás dañe la integridad física de Ana Zerdán, ni de nadie. No es lo mismo escribir lo que se siente y piensa, que ejercer la defensa propia como si uno creyese que ha hecho algo.
Soy libre y puedo circular por este mundo como quiera.
Ahora, si tanto te preocupa, ¡ de repente te preocupa la verdad desconocida sobre la muerte de tu tía!, ¿porque no te sumás a aquellos, que como nosotros, seguimos pidiendo el esclarecimiento del crimen de Ana Zerdán?
De todas maneras, y para que te quedés tranquila, quiero decirte que yo escuché de boca de tu tía, el orgullo con el cual hablaba de vos, y te aclaro esto porque más que su muerte, pareciese que a vos lo que más te preocupa es si ella hubiese estado contenta con el destino de tu vida.
¿A qué te referís con "ser nadie en toda su vida"?
¿Quién establece los éxitos y fracaso en la vida de cada uno de los seres humanos que habitan esta tierra?
Eres sangre de Ana, pero sin embargo yo nunca te ví protestando en Cipolletti o en donde sea por el asesinato de tu tía. Si acaso yo tuviera el mandato divino de decir que es ser "alguien" en la vida, diría que vos, justamente, no sos "nadie". Pero como expresé en la última pregunta, no soy yo, ni vos, ni nadie (sin comillas), los que podemos decidir que es superarse en la vida o alcanzar las metas propuestas.
Leyendo tu carta recuerdo a Henry Miller cuando dijo "Me hizo sentir la estupidez del vínculo de
sangre y de amor que no está imbuido de espiritualidad"
Juan Manuel Aguirre Taboada
DNI 24.595.244
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