sábado, 20 de septiembre de 2014

jueves, 18 de septiembre de 2014

15 años sin Ana

Pura Vida vecino cipoleño. Este 18 de septiembre de 2014 se cumplen 15 años del asesinato de  la bioquímica Ana Zerdán.

Ana era un ser humano tenaz, criada en la dura vida del campo en  su Salta natal, fue una de las bioquímicas pioneras en Cipolletti. Y aquí, como Osvaldo Soriano, ella dejó su huella. Cientos que la conocimos sabemos que Ana ayudaba a todo aquel que podía, desde llevarle bolsones, medicina, su tiempo y su consejo a muchas mujeres y niños y hombres que aún la recuerdan allá en el Puente 83. He leído cientos de declaraciones testimoniales donde personas que no se conocen entre sí hablan de la misma manera de ella.
“Ana te escuchaba” es lo que más se repite, “La Doctora siempre estaba si la necesitabas”, o “en el laboratorio de cada 3 clientes pagaba uno”, porque ella atendía a todo aquel que lo necesitase, pudiese o no pagarle sus honorarios. La conocí durante 9 años y jamás traicionó sus raíces, raíces humildes y díficiles. Ana siempre ayudó y así convivió con todo nuestro espectro social, desde los que menos tienen hasta los que más poseen en este sistema económico de vida.
Con Ana levantábamos perros abandonados, perdidos o heridos y la casa se llenaba de 4 patas hermosos correteando en el jardín que a ella tanto le gustaba habitar dentro de su  casa; la que se compró como la mayoría, con muchísimo esfuerzo y no fruto de herencia. Era clara para decir las cosas, más de una vez me retó con razón y me aconsejó sobre ser constante y poner el  tesón como eje de vida, tanto en el estudio como en el trabajo.

Fue una gran viajera, su casa estaba llena de plantas y de conchas marinas y arena de diferentes océanos y mares; tapices de América del Sud y piedras de la Polinesia. Ella viajó porque trabajó toda su vida para costearse lo que amaba hacer. Caminaba casi todos los días, y gran parte de su tiempo fue hablar con las personas, compartir un momento con ellas.  Lo que algunos bien llaman “hacer servicio”, brindarse al otro, escucharlo. Conocí a Ana gracias a que mi padre y ella estuvieron en pareja a lo largo de 9 o 10 años. Los últimos de la vida de Ana.



En 2008 se realizó el  juicio y en las primeras audiencias se comprobó que la huella en cuestión no pertenecía a mi padre. El 13 de mayo de ese año fuimos declarados inocentes luego de un debate que duró 3 meses y una semana. Un año después (2009) el  Superior Tribunal de Justicia anuló el fallo absolutorio y ordenó se haga un nuevo juicio.

Este año el  Dr Juan Pablo Piombo, nuestro abogado (defensor oficial) pidió que la huella fuera cotejada en todos las bancos de datos dactiloscópicos del país y Chile a fines de que sea identificada. El pedido no prosperó en la Cámara actual y esto no se realizará, así entonces esta huella otrora tan importante ahora ha dejado de serlo, y sin embargo mucho podría habernos ayudado, tal vez incluso, aclarar la muerte de Ana.

El 1 de diciembre del 2014 se iniciará un segundo juicio y se nos juzgará por segunda vez. Nuestra Constitución Nacional establece que nadie puede ser juzgado 2 veces por la misma causa
En el fallo absolutorio del 2008 la cámara en lo Criminal Segunda de Cipolletti dice en uno de sus párrafos:” El juicio se hizo, urgía poner fin al proceso, buscar la verdad sobre los dos acusados, y lo que sí notamos en su desarrollo es que no hubo ninguna prueba directa, ni objetiva que incriminara a Juan Carlos Aguirre  y a Juan Manuel Aguirre Taboada.
La prueba científica, la que a su turno dio pie para acusar a Juan Carlos, en el debate quedo añicos. Aquella huella de la tapa de la mochila, hoy se sabe no era de aquél, y lo que es preocupante, podría corresponder a la del asesino.
Ningún testigo ubicó al padre y al hijo en el lugar del hecho a la hora del crimen. La prueba indiciaria invocada por los acusadores adolece de defectos lógicos, y su único sostén se centra en una supuesta mala justificación de los Aguirre. En pocas palabras para la fiscalía y el querellante, los computados no han probado ser inocentes y por lo tanto piden sus condenas.

Diremos que la verdad es otra e irrefutable: no se ha probado en el juicio que Juan Carlos Aguirre y Juan Manuel Aguirre hallan cometido el homicidio de Ana Zerdán.