martes, 18 de marzo de 2008

Yo Insisto (segunda parte)

Siempre lo supe. Desde “el caso Daniela” (aquel que ocurrió en abril y mayo de 1995, en el cual una madre desesperada y argentina, reclamaba por la recuperación de sus hijos, los que había concebido con un jordano que de buenas a primeras y tras la separación conyugal, se llevó a los críos a Jordania). Ese caso, que como todo hecho ilegal es importante, no dejaba (ni deja) de ser un drama recurrente en nuestro país, como lo son ¡que mejor ejemplo! los accidentes automovilísticos. Quiero decir que no fue, es, ni será la última madre que sufra con el desprendimiento forzoso e ilegal de sus hijos.

El siempre lo supe del inicio, apunta a que en esa época el caso citado copó, de alguna manera, el diálogo entre la prensa y el público. Y cuando digo público no hablo de una clase social, ni una franja ciudadana de determinada edad, “el caso Daniela” era un tema en boca de todos, presente en ese tipo de diálogos que empezaban al mejor estilo -¿Viste lo de la madre de los dos chicos que el marido se llevó a Jordania?-. Y no me hablen de campañas publicitarias. Como en toda la historia de la humanidad, no hay mejor modo de vender un producto o transmitir una idea, que el boca a boca. Y es entonces cuando esa idea, traspone las fronteras de la inmediatez y del suceso en sí. Trasladar esa información última, casi de primera mano, a otra persona, es un raro acto que algunos vislumbran como un privilegio.

Recuerdo que por ese tiempo yo no entendí porque se le había dado más difusión a ese drama familiar que a muchos otros de la misma especie. Hoy me acuerdo que imaginé a algunos gerentes de programación y editores compartiendo una especie de lotería comunitaria en la que cada día elegían una bolilla y que al abrirla decía por ejemplo, ”tierras arrasadas por la sequía” o “paso fronterizo cerrado por la acumulación de nieve en Mendoza”. Y pensé que cuando un tema satura con su repetición y proliferación de clones de la desgracia o la necesidad, deciden por cansancio o desidia, la salida a escena de fulanito de tal y su tragedia.

Con el tiempo y la cabeza más oxigenada, se me ocurrió otro motivo valedero: los intereses creados.

Pues bien: fue en esos momentos que Carlos Saúl Primero y su mujer Zulema Yoma, perdieron a su primogénito (Junior) en un accidente de aviación. O eso creíamos nosotros, lo del accidente digo.

Hasta que todo empezó a salir a media luz por convicción y tesón de su madre. Creo que muchos recordarán las informaciones que algunos periodistas se atrevieron a contar acerca de las perforaciones de bala que había sufrido el helicóptero de Carlos Menem Junior durante su traslado y mientras piloteaba el vehículo junto a Silvio Oltra.

Luego de eso, cuando las papas quemaban y empezaba a hablarse de una vendetta dirigida hacia el presidente de la república debido a una supuesta conexión entre el atentado a la Embajada de Israel, la República de Siria y el ex caudillo riojano, apareció “el caso Daniela” para hacerse cargo de los titulares.

Con esto no quiero decir que una bola de humo vaya a alterar la definición o el compromiso de una sociedad toda, pero una cosa quitó de vista a las otras e impuso el interés popular patrocinado por unos pocos.

Esos pocos son los que se encargan de mantener las cosas como están, que nada se altere demasiado y que mientras nosotros sigamos pensando que estamos definiendo nuestras prioridades en cuanto a la información, mejor.

No me canso de decirlo, como contaba Cortázar en su cuento, cada vez nos parecemos más a ese ser humano que es regalado al reloj en el día de su cumpleaños. Somos esclavos de la sociedad que hemos creado, no somos más que trabajadores bajo condiciones forzosas y precarias de los mecanismos de control de información, anteriormente digerida por otros.

Ahora bien, yo pregunto e insisto, ¿Para cuántas y cuáles cosas habrá oficiado el caso Zerdán como una suerte de obra de teatro inagotable?

¿Podría acaso ser la contaminación de las aguas?
¿Tal vez problemas desconocidos en las internas del radicalismo en la ciudad de Cipolletti?
¿Quizás alguna información clave y non sancta sobre la que Ana hubiese tomado conocimiento?

¿Porqué nosotros y nadie más?. ¿Porqué, vez tras vez, mi padre y yo detenidos como presuntos asesinos, cuando siempre se rigió todo por la misma cosa?, y esa misma cosa es la ex huella dactilar de J.C. Aguirre, que hasta el papelón protagonizado por los peritos de Gendarmería Nacional y el abogado Oscar Pandolfi, parecía infalible como si fuera una prueba a la que había que sacarle lustre, ponerla en un altar e invitarle un whisky.

jueves, 13 de marzo de 2008

Yo Insisto (primera parte)

Pasaron varios días hasta que al fin pude retomar la ilación perdida por el impasse. Soy un amigo que sale poco de su casa, pues menos mal ya que afuera todos van armados para la pelea. Cualquiera que ella fuese.
Aún no puedo hacerme creer que disfruté de estos días de quietud, que aunque con rejas, me separaron de tanta tontera, tanto cotilleo de viejas de barrio. Cosa que sucede en algunos asientos de espectador en la sala de debate, y algunas veces en el banquillo de los testigos.
Hace unas semanas, uno de mis amigos que declaró en el juicio me llamó indignado, –Pero viejo, en algunos medios están diciendo cosas que yo no dije, ¿cómo puede ser?-
Es cierto, ¿Cómo puede ser?
Sencillamente, Es.
Intereses creados, sacrificio de los medios como entes autónomos, ausencia de ideales periodísticos, todo puede ser tras un manto que el ciudadano medio desconoce. Somos animales de engorde. Es simple, si nos dieran la comida digerida en una pastilla y nos dijeran:”Tómese 4 por día”, ¿Cuántos se tentarían con tal de ahorrar tiempo, con tal de aplacar neuronas?
En su tratado “¡Oximorón!”, el Subcomandante Insurgente Marcos escribe, y a su vez cita:

”Con la globalización de la economía se globaliza también la cultura. Y la información. De ahí que las grandes empresas de la comunicación "tiendan" sobre el mundo entero su red electrónica sin que nada ni nadie se los impida. Ni Ted Turner, de la cnn; ni Rupert Murdoch, de News Corporation Limited; ni Bill Gates, de Microsoft; ni Jeffrey Vinik, de Fidelity Investments; ni Larry Rong, de China Trust and
International Investment; ni Robert Allen, de att, al igual que George Soros o decenas de otros nuevos amos del mundo, han sometido jamás sus proyectos al sufragio universal (Ignacio Ramonet, op cit, p.109).
En la globalización fragmentada, las sociedades son fundamentalmente sociedades mediáticas. Los media son el gran espejo, no de lo que una sociedad es, sino de lo que debe aparentar ser. Plena de tautologías y evidencias, la sociedad mediática es avara en razones y argumentos. Aquí, repetir es demostrar.
Y lo que se repite son las imágenes, como ésas grises que ahora nos presenta la pantalla globalizada.
Debray nos dice: La ecuación de la era visual es algo así como: lo visible = lo real = lo verdadero.
¿Dónde se dio el salto que iguala lo visible con lo verdadero? Trucos de la pantalla globalizada.
El mundo entero, mejor aún, el conocimiento entero está ahora a la mano de cualquiera con una televisión o una computadora portátil. Sí, pero no cualquier mundo y no cualquier conocimiento.
Debray explica que el centro de gravedad de las informaciones se ha desplazado de lo escrito a lo visual, de lo diferido a lo directo, del signo a la imagen.
Analizando el comportamiento de la información en Francia durante la Guerra del Golfo Pérsico, se devela el poder de los media: al inicio del conflicto el 70% de los franceses se mostraban hostiles a la guerra, al final el mismo porcentaje la apoyaba. Bajo el golpeteo de los media, la opinión pública francesa se "volteó" y el gobierno obtuvo el beneplácito por su participación bélica.
Estamos en la "era visual". Así las informaciones se nos presentan en la evidencia de su inmediatez, por tanto es real lo que se nos muestra, por tanto es verdadero lo que vemos. No hay lugar para la reflexión intelectual crítica, a lo más hay espacio para comentaristas que "completen" la lectura de la imagen. Lo visual no está hecho, en esta era, para ser visto, sino para dar "conocimiento". El mundo ha devenido en una mera representación multimedia, que suprime al mundo exterior, capaz de ser conocida en la misma medida en que es vista. Sí, inicios del tercer milenio, siglo XXI, y la filosofía boyante en nuestro mundo "moderno" es el idealismo absoluto.”

Pasó otro día, aún estoy aquí y aún espero.
Releo lo que les he citado, y tengo mucho para entender todavía.
Alessandra habla de libertad, o la falta de ella acerca de no tener con quien compartirla. Los vuelos, acompañados. En mi caso mi independencia está tratando de ser bajada de un hondazo por un puñado de marionetas escribientes, que casualmente, trabajan en los media, que acaso ni siquiera vean un regalito en la cartera de la dama o en el bolsillo del caballero.

martes, 11 de marzo de 2008

Hasta el jueves 13 sin audiencias.

El debate será retomado el día 13 de marzo.