miércoles, 2 de abril de 2008

Día 21

25 de marzo de 2008.

Testigo
Gabriela Virginia Palombi. Periodista. Habitante de Añelo
Investigó la posible conexión entre la contaminación del agua por metales pesados en la ciudad de Añelo, provincia de Neuquén, y los crímenes de laboratorios Lacyb, ocurrido en mayo del 2002, y el crimen de Ana Zerdán. En ambos laboratorios se extrajo sangre a algunos habitantes de Añelo, con el fin de investigar la posible y peligrosísima contaminación por residuos petrolíferos en esa zona de la provincia limítrofe.
Su hijo sufre problemas cráneo faciales, desencadenados por la absorción de metales en su sangre.
Asevera que Ana investigó y extrajo sangre a algunos vecinos de Añelo, como así también lo hizo su ex socio, Roberto de la Vega. Al respecto dijo que le llamó la atención que este negara tener conocimiento cuando a ella le consta lo contrario. Le parece más que una coincidencia que tres meses después del fallecimiento de su socia, el doctor de la Vega haya empezado a trabajar para el gobierno de Neuquén, en San Patricio del Chañar localidad de la misma provincia.
También recordó que en agosto de 1999, un mes antes del asesinato, algunos habitantes de Añelo, Nora Apablazza y Leopoldo Araneda entre otros, hicieron una denuncia en la fiscalía número 5 de Neuquén Capital.
Por otra parte, salvo la excepción de los periodistas Silvia Nuñez y Marcelo "Chino" Castro, quienes realizaron en el 2002 una investigación que enhebraba la hipótesis del "silencio stampa" en cuanto a Añelo y los crímenes de las bioquímicas, los medios periodísticos de la región evitaron por esos años cualquier tipo de indagatoria al respecto.
La testigo realizó denuncias en la defensoría del pueblo de la provincia de Río Negro, en fiscalías y demás. El fiscal Oscar Cid le dijo que no podía hacer nada, de la misma manera que el señor Orlando Crociatti le expresó en la defensoría.
La señora Ana Piccinini tiene en sus manos el expediente abierto en el cual la testigo avaló con pruebas su hipótesis y en la que pidió encarecidamente ayuda, que un organismo oficial los ayude. Esta investigación nunca empezó.
Se ve que la señora se encuentra muy ocupada investigando crímenes de lesa humanidad, como por ejemplo en el que un reo habría brindado en año nuevo con su padre (otro reo, pero en este caso domiciliario)
Por último la testigo contó que junto a otras personas que apoyan su causa, se dirigió el 18 de septiembre de 2007 al acto en memoria de Ana Zerdán realizado en la plaza central de Cipolletti; pero cuando se acercaron al lugar, Graciela Alonso de Edorna los echó diciéndoles que no le importaba para nada lo que a ellos les pasara y que "se murieran todos los de Añelo", como así también la insultó.
Hasta el alegato de ésta testigo, siempre tuve dudas sobre la amistad de Graciela blablabla y Ana, ya que si algo recuerdo de ésta última fue su prédica de igualdad de oportunidades para todos, y una solidaridad a prueba de todo. Por lo tanto, ¿podría Ana Zerdán sentirse orgullosa de su discriminadora amiga?
No hubo preguntas de las partes ni de la cámara, a excepción de 2 aisladas hechas por al abogado defensor, pero más como nexo ilatorio que otra cosa
Gabriela Palombi, citó a personas por nombre y apellido que le dieron ciertas explicaciones que no correspondían, o que no la satisfacieron. A pesar de ello insitió, fue amenazada telefónicamente, e igual persistió.


Testigo
Elda Herrera. Enfermera. Domiciliada en calle San Martín 915, vecina del laboratorio de Ana.
Ese día no recuerda haber visto nada raro.
La vio por última vez entre las 20.15 y 20.20 del 17 de septiembre de 1999.
Testigo
Emilio Blanes. Empleado. Ex presidente de la cooperadora policial de unidad 77, ciudad de General Roca.
El 17 de septiembre de 1999 aproximadamente a las 21 horas salió a despedir a Juan Carlos Aguirre, ya que el testigo debía atender a los empleados de Lotería Nacional con puntualidad.
Esa tarde a eso de las 18.45 horas el salió de su casa, 5 minutos más tarde uno de sus hijos lo llamó para avisarle que Juan Carlos Aguirre había pasado por la casa.
Mi padre le habría dicho que debía irse a la ciudad de Allen pues estaba un tanto apurado.
Recuerda que el auto de J. C. Aguirre tenía el vidrio trasero polarizado, pero no recuerda la marca del autómovil.
Con anteriorida, habría estado 2 veces en su oficina.
El señor Blanes no quería hacer rifas, prefería hacer bonos contribución, y recordó que durante la relación laboral que lo acercó a Aguirre, mi padre tomó en su responsabilidad el arreglo del motor de un vehículo que obraría como futuro móvil de la dotación.
También el se estaba encargando personalmente de la refacción de dos casas, tipo plan de viviendas, que obraban como residencia de edificio policial.
En el final aclaró que bien podría el no recordar muy bien las cosas, ya que hace un año y medio se encuentra medicado y bajo tratamiento psiquiátrico.
También contó que su notificación llegó a otra dirección y que en su citación se lo refiere como perito.


Testigo.
Sandra Carolina Llamas. Hermana de la anterior testigo, Jimena Inés Llamas.
Según ella, me conoció por medio de su hermana en el sepelio de Ana Zerdán.
Según la testigo, yo le dije que esa madrugada mi padre me había llamado para informarme sobre la muerte de Ana. Si habrán coincidido en algo todos los testigos sobre mí, es que yo recibí la noticia, vía telefónica, de parte de Roberto de la Vega.
Pasaron los años, y en una ocasión (2001), mientras veraneaba en Mar del Plata, leyó en el diario Río Negro, que yo habría dicho que toda la noche del 17 de septiembre había estado con mi novia. A ella le resultó extraño, y por eso , y luego de hablar por teléfono con su hermana (la que ya se había presentado por propia decisión frente al juez Torres), decidió presentarse a declarar.
El abogado defensor Jorge Larrea, le preguntó si lo que había leído en el diario era un reportaje brindado por Juan Manuel Aguirre Taboada, o una nota del propio periódico, a lo que la señorita Carolina Llamas respondió diciendo que no era un reportaje.

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