miércoles, 2 de abril de 2008

Día 20

viernes 14 de marzo de 2008

Testigo.
Michel Antonio Ureta Cabello. Mozo.
Trabajó en la parrilla “las 3 marías”, también llamada “La rural”.
La noche del 17 de septiembre no había muchos mesas ocupadas. Aclaró que esa noche no vio a Juan Carlos Aguirre.
Hacía las veces de maitre y de mozo.
Tras esto el tribunal le pidió que se acerque para ver la foto que se le habría mostrado en su momento de Juan Carlos Aguirre. Su declaración es del 15/12/1999, dos meses después del asesinato de Ana. Al ver la foto del acta dijo que no había sido esa la que le habrían mostrado, ya que el habría observado la foto de una sola persona, a lo que se verificó que la foto que consta en el expediente es una impresión doblada por la mitad, del lado visible se destaca a Juan Carlos Aguirre, pero del otro lado aparece un policía acompañando a mi padre.
El fiscal destacó que la mayoría de las declaraciones fueron realizadas en sede judicial.
El testigo también comentó que la parrilla contenía unas 40 mesas para 4 o 5 personas, y que esa noche hubo 16 cubiertos vendidos. También que había parejas de personas mayores de 50 años (aproximadamente)
Consultado por el vocal César Gutiérrez Elcaraz, el testigo pronunció que una buena noche de trabajo era vender 35 cubiertos, con eso se llenaba. Pero esto solo sucedía para las fiestas, día de la madre o del padre.
¿O sea que una parrilla para 200 personas se llenaba con 35 cubiertos?
Esa noche el local fue atendido por dos personas.


Testigo.
Graciela Lizaso de Moll. Amiga de Ana. Empleada.
Se enteró de la muerte de Ana a las 6.30 de la mañana. Permaneció en las inmediaciones del laboratorio hasta las 11 de la mañana, luego de preguntar donde estaba Juan Carlos Aguirre se acercó hasta la comisaría cuarta, dijo no saber en calidad de que lo tenían detenido.
Contó que J. C. Aguirre le dijo que Ana tenía una comida con Aurora Villareal, y que él había ido a comer la noche anterior, y que tras esto le mostró una factura de consumo. “Como justificando lo que hizo”, aclaró la testigo sin que nadie le pidiera precisiones.
Luego llegué yo con mi novia. Después se enteró que mi padre permanecía allí por orden del juez Juan Torres (esto se lo habría dicho el comisario Dutra).
La testigo aclaró que hasta ese sábado 18 de septiembre de 1999, ni siquiera sabía nuestro apellido.
Explicó que mi padre le habría comentado algo así como:”¿Vos sabés que yo ganaba más que Ana?”, lo que le pareció un comentario “descolgado”, y agregó que “esto no tenía nada que ver con el cuento”. Inmediatamente el tribunal le preguntó que quiso decir con lo de cuento, a lo que la testigo se desdijo y aclaró:”relato”, en lugar de cuento.Me parece que se te notó la hilacha Susanita…
Por otro lado dijo que desconocía totalmente la relación de pareja, pero que le llamó la atención que Juan Carlos (de quien hasta desconocía el apellido) se preocupase porque Ana no estuviese en la casa a las 4.30 de la madrugada.
Una opinión basada en el… desconocimiento.
En el famosos asado ocurrido unos días después del asesinato de Ana hizo algunas “observaciones”:
-Yo me levanté varias veces para masajearle la espalda a mi padre. ¿Cómo iba a hacer eso mientras estábamos comiendo?, ¡qué inapropiado!. Pero sigamos con los profundos análisis de la señora de Moll…
El abogado querellante le preguntó a cuanto tiempo de sucedido el hecho empezaron a desconfiar de los imputados: respondió que a los 25 días, esto lo supo por medio de la policía.
Pero más tarde aclaró (ACLARÓ) que la radio era el único medio por el cual ella se enteraba del caso.¿O sea?
Con respecto al auto rojo que Graciela Edorna dijo que habría frenado en la ruta por la cual ella y Ana Zerdán caminaban, dijo: que vio a Juan Carlos Aguirre en un automóvil Gol, color rojo, acerca de la patente recordaba los números “perfectamente”:547.
En su declaración judicial dijo que vio a mi padre caminar por la Avenida Argentina, un día a eso de las 3 de la tarde, “solo con su alma”, y que en la calle no había nadie más salvo el vehículo mencionado.
Pero en el día de hoy dijo que lo vio bajar de ese auto.
Aclaración: Avenida Argentina es, junto a la ruta nacional 22, la arteria más importante de Neuquén Capital, provincia de Neuquén, ciudad de más de 300.000 habitantes, pero así y todo, según la testigo, ese día no circulaba nadie por la avenida, y si había un auto, por supuesto le correspondería a quien estuviese en esa calle en el momento exacto en que ella pasó por ahí.
¡Un cuernidicio no es lo mismo que un homicidio señora!


Testigo
Pedro Germán Soto Mardones. Ex empleado de Espacio Fútbol 5.
El 17 de septiembre de 1999, Ana Zerdán estuvo en el complejo de fútbol 5 "Espacio", aproximadamente a las 17 horas, por un tiempo de 10 a 15 minutos.Ese día le llevó un cajón para cervezas, un bidón con gasoil y algo de dinero.Ana le daba la llave para realizar estas cargas y descargas.
Ana iba a volver esa noche a eso de las 21 horas para hacer el arqueo de caja. Normalmente iba 2 o 3 veces a la semana, y cuando no era así, el testigo se acercaba al laboratorio a rendirle.
Dejó el complejo 4 o 5 meses después de la muerte de Ana. El vivía dentro del complejo, y sufrió un robo tiempo después del asesinato.
Dos meses antes había ocurrido otro robo, ocasión en la que se habrían llevado la recaudación de esa noche
A continuación detallo en forma desordenada pero fiel, las respuestas y dichos del testigo acerca de la llave del autómovil Ford Fiesta de Ana.
El testigo recordaba un llaverito negro con una llave de automóvil y una llave de cerradura de puerta tipo tambor. Cree que la llavecita negra tenía algún tipo de muesca.
No recordaba si Ana usaba otro tipo de llaves.
En su primera declaración le mostraron una sola llave para que la identificara como propiedad de Ana. Como si usted o yo fuésemos a una rueda de reconocimiento de testigos y no hubiera nadie más para comparar.Como correr con el caballo del comisario.
En esta oportunidad, nueve años después, no recordó la llave formato tambor.
Se lo invita a observar la llave que consta en el expediente como prueba, al observarla no puede aseverar que es la misma, pero si reconoce que tiene la misma forma.
Tras las palabras del testigo el abogado Oscar p. tira la llave sobre la mesa de la Cámara, y como siempre, levantó la voz para tratar de imponerse de alguna manera.


Testigo
Hugo Medina. Ex concejal. Ingeniero Agrónomo. Amigo de Ana.
Entre las 8-9 de la mañana del sábado 18 de septiembre, la concejal Cristina Garrido le avisa de la muerte de Ana.
En primera instancia niega haber participado en un allanamiento realizado en la casa de Ana Zerdán la mañana del 18 de septiembre de 1999, pero luego al ser presentada las fojas de tal diligencia, reconoce su participación como testigo identificando en la misma su firma.
Dijo haberse dirigido a la casa de Ana con el secretario del juez Juan Torres, aunque NO SABE BIEN PARA QUE FUE. El lo hizo en condición de funcionario público, no recuerda en que vehículo se movilizaron hasta el lugar, pero cree que no era en el suyo.
Cuando llegaron a la casa de Ana, ubicada en el barrio Flamingo de la ciudad, ya había una consigna en el lugar. Esto sucedió un poco antes del mediodía.
El testigo agrega que cuando ingresaron en la casa no había nadie dentro, aunque si unas cuantas personas afuera, uniformados y cíviles (tal vez policías vestidos de civil).
Lo llamativo es que el testigo no recordó quien abrió la puerta de la entrada principal para hacer el allanamiento.
Permanecieron en el interior de la propiedad aproximadamente media hora.
El estigo recordó unos detalles vagos de la habitación de la pareja, pero no así del livingo la cocina, además dijo no saber nada acerca de una llave.
Por último, y ante la pregunta del doctor Larrea, éste dijo no conocer a Rolo Montes, al ser repreguntado por si conocía a algún Rolo, dijo que sí, que conoce a un hombre que lleva ese apodo y que trabaja en una funeraria local, en la cual se habría realizado los sevicios fúnebres a Ana Zerdán. Y que también es habitué de la hinchada local del club Cipolletti, como así también que está vinculado con el ex intendente de la ciudad, Julio Arriaga.
Recordemos que éste Rodolfo Montes, es el hombre que habría sido amante de Ana Zerdán, según se desprende de propia declaración.
Vale decir que el testigo se prestó solícito tanto a las preguntas de las partes como a las del tribunal, pero que particularmente su memoria perdió fuerza en cuanto a las razones y los detalles de su visita a la casa de Ana la mañana posterior a su deceso.

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