sábado, 17 de mayo de 2008

Hoy, es el peor día de mi vida.
Hoy, supe que Uno de los 5 seres que amo profundamente, falleció hace un tiempo.

Lo siento si defraduo a alguien, si acaso alguno haga cuentas y dude de estar entre los 5 más queridos. No es ego, pues todos sabemos que amamos a tanto seres en nuestra vida, y también sabemos que algunos creen ser parte de esa lista y nosotros no hacemos nada para aclararlo. A veces también, nosotros caemos en cuenta que quizás no estemos en linguna lista, o nunca lo hayamos estado. Tal vez, las dos cosas, tal vez toda la eternidad.

Ni a Dios siquiera, sea cual sea vuestro Dios.

No pude estar en su muerte, yo estuvo preso; y por eso, no pude estar en su muerte.

NO tengo razones para explicarme porque hoy se me desnudó el cielo, la muerte, ese jugueteo constante, no me es desconocida. Se fueron mi tía y mi abuela, dos amigos y muchos más que aunque intensos, fueron breves en mi existencia, y tal vez el recuerdo no les pase lista, pero el honor que mi alma sintió por haberlos compartido roza ese inimitable desgarro, que a veces se llama melancolía, llanto,
poesía, vida,
trajín, mate amargo en solitario,
idas al cine como excusa es no ver la película, ninguna, la vida caminar.
Así, solo, con una pantalla que nos trae una historia que no nos importa, se sienta la muerte a nuestro lado y nos dice: "quédate un rato más, tengo que pasar por tu casa", entonces nosotros, mudos, fingimos entender la película, que no es más que esa excusa, llamada miedo.

Miedo, desconexión de la razón, algunos sentidos, miedo.

Amé dos relaciones que se desmadraron, con vísceras del alma enflaquecidas, bien vivas, murieron ardiendo, se apagaron soplando. La vida me dolió un alma, y otra ocupó el puesto, la desidia y lo ímpetus nunca fueron la mezcla especial de este barman afioionado, nací para desentender el amor y pasé de largo. Soplaran, soplarán siempre esas cenizas amarradas de olvidos. Ana ya es un suspiro en el viento salteño, su vida, algunas notas desinformadas de diarios extraídos de diarios extraídos de...
Todo esto ya ha pasado alguna vez, todo el dolor posible es poco, las hendiduras que nos brindan cargadas de ponzoña aletean bien cercanas. Ana, la incomodidad para muchos, de las incógnitas pendientes, y un juicio que nada dijo.
Más de un año atrás, mi flaco moría solo. En la alcaidía de Roca, presintiendo tal cosa, yo soñaba con abrazarlo y verlo correr tras su pelota amarilla, tras los limoneros de los arboles frutales de mi casa. Viéndolo ir y venir, solo imaginar que lo pasearía de nuevo, que él siempre tan díscolo y yo de vez en vez pegándole un grito para que no se pierda.
Salí hace 72 horas, solo hubiera necesitado 1 para besarlo, para abrazarlo, decirle que aún no, que faltan años y paseos, un viaje a dedo juntos y un montón de pelotitas, amarillas siempre. Nunca pude contar con esa hora, que hoy al menos me diría "estuviste con él". No pude elegir la libertad de despedir a un ser querido, porque algunos se rompían la cabeza buscando como justificar, como seguir mintiéndoles a todos, como burlarse de Ana, de mi padre, de todos aquellos que nos han escrito, creían en nuestra inocencia.
Todos esos entramados que de la nada bocetaron dictámenes insufribles e irrisorios y que aún hoy se levantan incendiando los diarios con acusaciones falaces y chabacanerías varias, son los que finiquitan nuestro entendimiento llenando la bañera de mierda, mientras nosotros, todos nosotros los habitantes que no somos quienes cortamos el queso, olemos esa mierda, masticamos la bronca que huele mal, y entre soporíferos aportados por esos "famas" (ver Cortázar, historias de Cronopios y de famas), nos dormimos ni plácidos ni acongojados, pero si de indolencia infinita, boulevard sin fin.
Algunos no ven el sol tras muros imaginarios que han decidido construir, otros recibimos el escarceo necesario para aplacar pedidos de voces que no saben porque gritan.
Yo hoy, me quejo porque no pude tener a mi pichiruchi en brazos cuando el decidió irse a correr en festividades llenas de pelotas de tenis, a las sombra de limoneros bonachones.
Mi hermoso flaco no quiso esperarme más y yo no pude estar a su lado pues en este mundo plagados de hijos de puta los sueños no tienen peso y el cariño ajeno no vale más que un teléfono móvil.


A Fran, con todo el amor que en la vida pude darle.

Espérame en el otro mundo, donde vos y yo, jugaremos con la pelotita.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un abrazo en el dìa de tu cumpleaños.Que te embriagues de libertad.

Pablo y Vane.

Crónicas Caso Zerdán dijo...

Gracias Pablo y Vane.
Por favor comuníquense con el mail de esta página a efectos de contactarme con ustedes chicos!
No he podido hallarlos (aunque parezca joda).
Gracias
El señor de las moscas