Se llevaron a Ana de la mano de una muerte violenta, luego, se llevaron nuestra libertad, y con ella el dolor por Ana asesinada, se mezcló y me dio un veredicto:
-Pánico al ver la violencia que ejercieron sobre el cuerpo de Ana, su mente en cambio, no puede transmitirnos ese otro dolor inasible.
-Pavor ante los "investigadores" de la causa.
-Estupor
ante la burocracia que inunda al pueblo pensante con sus vericuetos
jurídicos que la mayoría acatamos, y una minoría determina.
-Miedo ante el derivado de tanta mescolanza de recursos y entuertos.
-Miedo ante el derivado de tanta mescolanza de recursos y entuertos.
-Impotencia
ante el manto hipócrita tendido por el juez Torres y el abogado
querellante Pandolfi al no seguir otras líneas investigativas. Si el
chancho somos el pueblo, los citados anteriormente son quienes nos
alimentaron con mentiras. Desoyendo incluso, las repetidas sugerencias
dadas por la Camara Segunda de General Roca, acerca de otras lineas de
investigacion, en las cuales finalmente nunca se profundizó.
Por
último: Acusado de asesinato con alevosia, he estado preso por mas de 2
años en 3 ocasiones diferentes, he sido detenido dentro y fuera del
pais. Fuimos a juicio junto a mi padre, Juan Carlos Aguirre, y luego de 3
meses de audiencias y con mas de 120 testigos, fuimos declarados
inocentes. Nunca hubo pruebas en nuestra contra, solo suposiciones. El
móvil económico en que basaron la acusación fue deshechado en el 2004.
Como
en toda ciudad con sus demonios, Cipolletti no ha sido capaz de
revertir esta sumatoria de asesinatos sin móvil, llena de entramados
sigilosos y sin una clara decisión politica del intendente Weretilneck
por averiguar la verdad, privilegiando oficiar de caza brujas.
En
la cárcel vivi un motin, algunas peleas, un paro respiratorio de mi
padre. Desde nuestra primera detenciòn (28/12/2000) hemos recibido tal
oprobio de medios locales, regionales y nacionales, que modificaron mi
vida para siempre. Desde entonces he sido ñoqui ad honorem de una
justicia que no es tal y una opinión pública indolente.A los 24 años fui detenido por primera vez, hoy tengo 36, y si la burocracia y la desidia lo quieren, me tendràn esperando hasta mis 47 años, en un lejano 2022 en el que Hipotèticamente, prescribirìa la causa.
Saturado, atiborrado, empachado,¿Que tengo que hacer acaso? ¿declararme culpable para que me dejen en paz?
Buenos dìas.
Juan Manuel Aguirre Taboada
DNI 24.595.244
cronicascasozerdan@gmail.com